Confiar implica un riesgo, claro que sí

Y supone un riesgo mayor que el de soltar la pasta porque equivocarse en eso te perjudica más que la simple pérdida de un dinero.

Cuando te encuentras en el punto de contratarme o no hacerlo, cuando ya lo tienes todo hablado y todo encaja -incluso mis honorarios-, pero lo único que te falta es ese empujón que te dará confiar en mí o no hacerlo, es muy razonable que tengas esa última duda.

Aun en el supuesto de que te ofreciera mi trabajo gratis, que no lo es, deberías sentir el mismo temor.

Porque nos vamos a encontrar con quienes componen la fuerza de ventas de tu empresa. Y hablaremos de todo. Practicaremos estrategias y pautas. Fortaleceremos las habilidades emocionales de quienes tienen que mantener su moral alta ante las negativas habituales y mantener el foco para solventar tantas objeciones como les sean planteadas antes de lograr el OK por convencimiento.

Entrenar todo esto de una manera a hacerlo de otra puede suponer un aumento de las ventas o un cisma mayor del que hubo en Occidente.

Por eso planifico cada formación acorde con las teclas que quieras tocar.

Aunque no tienes más remedio que confiar y asumir un riesgo más, claro que sí.

Hace décadas, cuando vendía Bosch Security System -contratado por el distribuidor para Levante- me encontré incapaz de alcanzar los objetivos. Estaba muy lejos y no era normal porque los equipos eran de lo bueno, lo mejor.

Y yo también.

Entonces me reuní con el distribuidor de Cataluña, quien me dio algunas ideas para romper la barrera que tenía delante y que él tuvo tiempo atrás.

Para ello le tuve que proporcionar información confidencial y, si hubiera sido un cabrón me habría podido destrozar. Pero no, y formamos una alianza mediante la cual empezamos a vender más y más.

Como nos reuníamos de vez en cuando a mitad de camino -en Vinaroz- nos hicimos amigos y aficionados a la rica gastronomía de aquel puerto.

Confiar o no hacerlo, ¿al llegar a ese punto tú qué dices?